| Fuente; Elaboración propia con IA |
La Paz, 31 de Oct. (Respuesta).- el Proyecto “Casa
Esperanza” de la Fundación Arco Iris consiguió fortalecer la autoestima de
niños de nueve a diez años en situación de abandono, exponiendo que las
técnicas lúdicas y grupales son una herramienta eficaz para su desarrollo
emocional y social, según la tesis desarrollada por Claudia Burgoa en la
carrera de Psicología de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA).
La investigación fue desarrollada por Burgoa con la
finalidad de ofrecer una alternativa de apoyo a menores institucionalizados que
viven experiencias de abandono y maltrato, que presentan baja autovaloración y
dificultades en sus relaciones interpersonales.
El proyecto “Casa Esperanza” nació en 1995 bajo la
tutela de la Fundación Arco Iris, institución creada por el sacerdote alemán
José María Neuenhofer, que desde hace tres décadas acoge a niños, niñas y
adolescentes en riesgo social, donde se brinda: alimentación, educación,
atención médica y acompañamiento psicológico.
La tesis evidenció que la institucionalización,
aunque necesaria para proteger a los menores, puede generar efectos
psicológicos negativos como sentimientos de aislamiento, inseguridad y
desconfianza.
Ante esta realidad, Burgoa creó y efectuó un
Programa de fortalecimiento de la autoestima, que se basa dinámicas grupales y
juegos cooperativos que promueven la aceptación personal, la comunicación
emocional y la socialización.
Durante la aplicación del programa, los niños
participaron en actividades como “Soy una maravilla” (aceptación de sí mismo),
“Amigos y amigas” (trabajo cooperativo), y “Sentimientos y emociones” (manejo
positivo de emociones). Los resultados mostraron una mejora significativa en la
autopercepción, el equilibrio emocional y la integración social de los
participantes.
La autora sostiene que el afecto, la guía y la
participación activa de los educadores son factores determinantes para el éxito
de este tipo de intervenciones. “Un maestro o cuidador con buena autoestima es
capaz de inspirar seguridad en los niños y fomentar su confianza en sí mismos”,
señala en sus conclusiones.
El estudio sugiere que este tipo de programas puede
ser replicado en otros centros de acogida y escuelas, adaptando las técnicas a
distintas edades.